viernes, 24 de mayo de 2013

Peleé con mi profesor

No es que yo sea una persona violenta, de hecho soy muy tranquilo y agradable la mayor parte del tiempo, pero tengo un problema: la ira.

Sacarme de quicio no es difícil, de hecho es muy fácil, tengo poca paciencia y cuando me enojo suelo ser violento. El otro día llegué tarde a la universidad por razones que no vienen al caso, me vi obligado a hablar con mi profesor para persuadirlo de dejar constancia de mi asistencia a clases, pero uno de los ellos conocido como "el narigón" se negó, justamente es el tipo mas feo de todo el establecimiento, es un sujeto repugnante en todos los sentidos, no parecía de este mundo: tenía una enorme nariz putrefacta llena de granos, ojos pequeños como ano de paloma, una asquerosa cabellera rizada, me daba asco ver que tal espécimen estuviera arrebatando mi preciado oxígeno.

Mi primera reacción, ya que soy un tipo tranquilo, fue la de mirarlo con desprecio e ignorar sus palabras y continuar insistiendo a mi profesor para que borre mi inasistencia, este aceptó de mala gana, yo me di cuenta de que no estaba cómodo con mi petición, le pregunto: ¿sucede algo?, el me responde que estaba harto de que llegue tarde a clases, sus palabras me enfurecieron, pero como soy un tipo tranquilo le dije: ¿cuál es el problema?, me miro nuevamente y me dijo que la próxima vez que llegué tarde, me pondrá inasistencia, sus palabras me enfurecieron, pero por si fuera poco, el narigón ejerció una opinión sobre mi, esto fue la gota que derramó el vaso.

Levanté a mi profesor de la solapa y lo arrojé contra el monitor de una computadora apagada que estaba allí, él cayó ensangrentado con un pedazo de monitor clavado en su cornea izquierda, el narigón reaccionó e intentó tomarme por la espalda, yo giré 180º y le pateé la nariz con el talón, brotó un enorme chorro de sangre, pus y moco, al parecer no solo le destrocé el tabique nasal, si no que además le reventé varios granos; fui capaz de esquivar el chorro de toxinas. En ese momento mi profesor estaba reincorporándose y tomaba un borrador para atacarme, yo tomé un vaso de vidrio, lo rompí por un extremo y se lo clavé en la mano con la que intentaba tomar el borrador, para luego rematarlo con un rodillazo en la cabeza, noté que sus oídos empezaban a sangrar. Fue ahí cuando sentí un fuerte golpe por la espalda, el narigón me había golpeado con una silla en la cabeza, la silla se desintegró, esto me provocó aun mas furia, tome una mesa de vidrio que estaba ahí, la levante con un brazo y le destrocé el cráneo con ella, pude ver como empezaba a vomitar sangre y pedazos de cerebro, pero como quería asegurar mi victoria, tomé al narigón y lo arrojé sobre el mástil de la bandera argentina, pude ver como mi bandera se teñía de rojo y flameaba como diciéndome: ¡viva la patria!.

Recordé que mi profesor aún estaba consciente, así que di media vuelta para terminar la faena, él ya no estaba, pero pude ver el rastro de sangre que se perdía en el pasillo, lo seguí. Vi que había ido a pedir ayuda en la sala de computación, allí suele estar una gorda que atiende, cuando quiero ingresar, la gorda se para en la puerta e impide mi ingreso, mi primera reacción fue encestarle un codazo en la boca y una patada en el clítoris, la gorda cayó al suelo revolcándose de dolor, fue el momento en que encontré a mi profesor temblando con pánico en una esquina, me acerqué sutilmente y le pregunté: ¿va a borrar mi inasistencia?, él me miro con el único ojo que le quedaba sano y me dijo: NO.

Ese fue el momento en que me di cuenta de que la violencia no resuelve nada, no obstante tomé a la gorda y la arrojé sobre mi profesor, mi profesor se desintegró, vi como volaban pedazos de testículos e intestinos por todo el salón, una chica que estaba observando el espectáculo horrorizada me suplicó que me detenga, ella llevaba lentes, me vi obligado a detenerme, no puedo negarme a las peticiones de una chica con lentes.

Así fue como me pusieron mi primera inasistencia a clases.

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